Hace
cien años, cinco días después de haberse festejado el grito de la independencia
nacional; un fuerte ciclón abatió la región. La persistente y copiosa lluvia aunada al
viento huracanado se inició durante la
noche, cuando la mayoría de los habitantes se disponían a dormir.
En Coatepec, uno de los testigos de
tal acontecimiento, el doctor Rafael Sánchez Altamirano, narró el suceso mencionando
que sobre la vertiente oriental del
Cofre de Perote se produjo:
un fortísimo ciclón acompañado de fuerte viento y de una
precipitación fluvial tan abundante que, en la serranía, el peso del
agua ocasionó extensos derrumbes por deslizamiento de la tierra en las laderas
de los montes, deslizamientos que arrastraron toda la tierra vegetal y, en
algunos lugares hasta la más vigorosa vegetación; los ríos engrosaron su caudal
hasta desbordarse y su impetuosa corriente arrolló chozas con sus habitantes y
ganado del que moraba cerca de la margen de los ríos. Puentes de antigua y
fuerte construcción que databa desde más de sesenta años atrás, fueron
derribados por las corrientes quedando incomunicadas algunas rancherías
próximas a Coatepec.
Los
efectos devastadores se dejaron sentir con mayor ímpetu en las vías comunicación.
En la entrada norte de Coatepec, la fuerte corriente destruyó los arcos que
servían de sostén al denominado Puente
Nuevo, debajo del cual corrían y corren las aguas del Río Pixquiac y sus afluentes. El
mismo autor señala que se había dislocado esa sólida construcción derribándose:
por
completo una arcada de las siete que lo componen y las corrientes habían subido
en algún lugar hasta unos seis metros arriba de su nivel ordinario; esos ríos
especialmente el Pixquiac sumamente crecido lleno todo el ancho valle frente a las casas de la finca
de Consolapam y había arrastrado algunas chozas con todo y sus moradores. El
rio Sordo, a media distancia entre Coatepec y Jalapa destruyó el puente del
ferrocarril y quedamos incomunicados porque también, la misma corriente
destruyó el puente que nos unía con la Estación de Pacho; al Sur, el río de los
Pintores no ocasionó ningún perjuicio porque el origen de esta corriente está
próximo a Coatepec, más al Sur el Huehueyapam que aumentó mucho su volumen tampoco
ocasionó ningún perjuicio porque su corriente está encajonada por altos bordes
y cerros; pero los ríos de Xico que en la Cascada de Texolo mueven la planta
eléctrica, derribaron los dos puentes
que une esta región con la de Teocelo; el del ferrocarril, un alto viaducto y
construido de solida armazón de hierro fue completamente destruido y, unos
pocos metros abajo, un puente nuevo que servía para el paso de personas y
bestias, también fue arrastrado por la corriente; pero, más al oriente el
antiguo puente de dos arcos sobre el mismo río que está en el camino a Teocelo,
resistió el embate de la potente corriente, no obstante que el nivel de las
aguas subió más de un metro encima.