Círculo Cultural Regional Coatepecano

H ace aproximadamente un año, el artista papanteco Teodoro Cano falleció en Xalapa: triste noticia que acongojó a todos quienes le admiramos como persona y como artista. Un servidor tuvo oportunidad de conocerlo en 2018 durante el homenaje que el Ayuntamiento de Teocelo le realizó; en un momento mientras diversos periodistas le entrevistaban, el maestro dijo “Soy el hombre más feliz del mundo”, afirmación refrendada por una enorme e inocente sonrisa con la que quedó plasmado en mi mente. En aquella ocasión dialogué brevemente con él y a pesar de que su persona era el foco de atención, amable preguntó acerca de mí, así que me presenté y le comenté un poco sobre el quehacer del colectivo, extendiéndole invitación para que nos visitara en Coatepec: con gran gentiliza aceptó. A pesar de que el destino no permitió que concretáramos aquel acuerdo, la intención se mantuvo firme y a partir de los trazos, colores y formas que el maestro plasmó por diferentes municipios de la región iniciaron n

Por Ariel Reyes Sánchez El interés de realizar esta breve indagación se da con la finalidad de impedir que se olvide el recuerdo de un día fatal, así como tratar de motivar a otros a realizar una investigación histórica más profunda y especializada sobre este acontecimiento. El 3 de enero de 1920 alrededor de las 9:48 de la noche ocurrió un sismo de 6.4 grados en la escala de Canani que provocó estragos en los municipios de Quimixtlán, Chilchotla y Chichiquila pertenecientes a Puebla, así como en varias ciudades del estado de Veracruz. Este sismo según los relatos orales y los vestigios arquitectónicos en los municipios poblanos, provocó grandes cambios en la arquitectura de los poblados, así como transformaciones topográficas aún observables en los caminos y montañas.   A 100 años de este suceso, la memoria colectiva sobre este acontecimiento se ha ido perdiendo en los municipios poblanos, a tal grado de que hoy casi nadie sabe sobre lo ocurrido aquel trágico día.