Las Guerras Mundiales y la renovación de la mexicanidad

El discurso gráfico nacional de mediados del siglo XX marcó paradigmas y sobre todo, directrices sobre la mexicanidad. Tal situación, consecuencia de un cúmulo de factores, entre ellos el contexto internacional de las guerras mundiales y el impulso que el estado federal les influía, significó la trascendencia de la paz revolucionaria.  El muralismo fue el gran parteaguas de la popularización el arte y, con las nuevas tecnologías el cine alcanzaba gran prestigio.



La llegada de los inmigrantes revitalizó la vida cultural mexicana. Huyendo de la ruina  y la persecución, españoles, judios y alemanes, entre otros, aportaron al crecimiento cultural mexicano a través de nuevas instituciones como el hoy Colegio de México y el Fondo de Cultura Económica, o apoyando la labor de la UNAM o el IPN.




En este son la calidad fílmica nacional llega a su apogeo. Con Estados Unidos y Europa en guerra, los creativos mexicanos ocuparon el vació dejado por las potencias y, no fue hasta la década de los setenta que esto cambió. Si bien los inversionistas estadounidenses ya se sentían atraídos por la producción nacional, Holliwood filmaría algunas batalles de Francisco Villa, eso no había sido de una trascendencia para el pueblo.





Juan O´Gorman, Felix Candela y Mathias Goeritz, de ascendencia extranjera, determinaban la modernidad nacional a través de su arquitectura. Emilio Fernandez, Gabriel Figueroa, Pedro Armendariz y Dolores del Rió, por su parte, retraban la ruralidad y las costumbres. En esta bina yuxtapuesta, México se enriquece con la conservación de su legado y la producción de nuevos hitos.