TRES CARABELAS

            Tan no estaba equivocado Don Cristóbal —siguió con su perorata el guía— que una noche de copas, sintió ansias lusitanas e impulsó su proyecto al rey de Portugal Don Juan II; para éste, la propuesta no era descabellada, solo que la condición que exigió a Cristobalazo fue de que zarpara de territorio portugués (isla de Madeira) y no de Canarias, territorio español.

            Juan II sabía su cuento. Su padre Don Alfonso V, al refrendar el tratado de PAZ DE ALCAZOBAS se comprometió a no tocar ni con el pétalo de una rosa al territorio español; por su parte Fernando e Isabel, guardaron los malos modales y evitaron sacar la lengua a los de Portugal, para no tener que afilar los floretes, aguzar los estoques, mucho menos deshumedecer la pólvora.

             Recapacitando de andar en el partido equivocado, el almirante Colón de plano se rajó de salir de Madeira porque esa ruta del norte aún no la inventaba y no quiso pecar de imprudente. Sus cálculos astronómicos los tenía trazados desde las Islas Canarias y olvidándose de don Juan II, armó el plan de acción para ir a interrumpir los rezos y oraciones de los Reyes Católicos.

            El insensato Don Fernando, igual que Juan Carlos el “ex” de Sofía (eso lo acotó el guía), sin ninguna visión se negó a escucharlo, situación que nuestro protagonista adivinó, pero la sagacidad, inteligencia, imaginación, perseverancia y sexto sentido de Isabel, —que era la del billete— accionó la campanilla y al momento su tesorero Luis de Santángel, trajo el cómputo de reserva de maravadíes de la bodega cinco, para irse, en calidad de urgencia a negociar TRES CARABELAS último modelo.

            Cristóbal, con 47 años encima, no escondió su algarabía. Con su honestidad y confianza, firmó las Capitulaciones de Santa Fe, aceptando con el reino de Castilla y Aragón, todos los compromisos que de ahí emanaban, sin leer la letra chiquita del reverso del contrato, que años después sus descendientes impugnaron, sin ningún resultado.

            Todo quedó planchado; Colón ya tenía embarcaciones envitualladas, cartas astronómicas, brújula, papel, pluma, tintero, compás y regla; solo le faltaba ir al Puerto de Palos a negociar con los hermanos Pinzón, líderes del SUMMP (Sindicato Único de Marineros del Municipio de Palos), para que con todas las prestaciones de ley le comisionaran algunos agremiados.

            Amigos, tengan buen inicio de semana, la histerieta continuará no sin antes evocar al Pedro Navajas con aquello de que “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”

            ¡Ánimo ingao…!

            Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz

            Esto de Albeniz le encanta al DJ:

             http://youtu.be/-MyZcxOySsg


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