La locura del Rey

15 de julio 2017 Viernes

                

                No había porque estar dependiendo del reino. Las trece colonias norteamericanas, apoyadas por Francia y España —acérrimos enemigos de los ingleses—, se benefician de esa situación y emprenden la lucha por conseguir su independencia.

Jorge III rey Británico, el nieto consentido que siendo un mozalbete de 23 años de edad heredó el trono, estaba urgido de billete para seguir con sus extravagantes ocurrencias y quiere resolver pasando la charola y apretar con manita de puerco a los de Norteamérica, y éstos ni tardos ni perezosos repudian la embestida con un rotundo “—no estén chingando y DI NO A LOS IMPUESTOS”

Los avezados manifestantes, que sus ratos libres los ocupaban para guerrear con los apaches y otras tribus en disputa por el territorio ocupado, decidieron proclamarse independientes, firmando una DECLARATORIA exactamente el 4 de julio del año de 1776, donde exteriorizan que quedan ABSUELTOS DE TODA OBLIGACIÓN y todo vínculo que los una a la corona británica y su proclama la remataban con un  “—háganle como quieran, donde quieran y a la hora que quieran, ¡y me vale m de madres!”.

El rey Loco, como era conocido DON JORGE, ese cuatro de julio, escribió en su diario: “nada importante ha sucedido hoy”. Como todo gobernante borracho por el poder y zafado de la mente, al minimizar el esquema, mandó sus tropas a repeler tal provocación, asunto que en un principio se le facilitó, pero en menos de dos años de cruentas batallas y en especial en la de Saratoga, se ha llevado tal infortunio, que eso le hizo ponerle seriedad al asunto.

Siete años de la declaración le lleva al comandante en jefe don Jorge Washington, y sus partidarios Thomás Jefferson, John Adams y Benjamín Franklin, —ése, el del pararrayos—, culminar este episodio nacional con la firma del TRATADO DE PARIS, dándole chance a don Jorge III, ir a hacer sus locuras allá en su continente, pero ahora contra el mero mero Napoleón Bonaparte.

Amigos, ya lo decían las abuelas: “la locura, no tiene cura; y si se cura, poco le dura”. Si se quieren divertir, vean la película LA LOCURA DEL REY JORGE, estoy seguro que este relatillo lo van a completar.

¡Ánimo ingao…!



Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz