SAN LUIS, REY DE FRANCIA

La isla de la Cité, es uno de los más bellos atractivos con que cuenta la ciudad de París. Ahí se edificaron en el siglo XIII —casi al mismo tiempo— el Palacio de la cité, una bella residencia para reyes y que bordea al río Sena; la Catedral de Notre Dame, con esa impresionante fachada gótica; y una de las más bellas construcciones, si no es que la mejor, la SANTA CAPILLA, también llamada CAPILLA REAL.

Luis IX, conocido como San Luis, Rey de Francia, construyó la SANTA CAPILLA, con la finalidad de resguardar en ella, las reliquias de Jesucristo (la corona de espinas, unos trozos de madera de la cruz, el hierro de la lanza y otros vestigios del martirio), compradas por él mismo y con dinero de su sueldo, al último emperador latino de Constantinopla, Balduino II de Courtenay, que se vio obligado a vender.  Cuenta la leyenda que San Luis, Rey de Francia, haciendo a un lado sus sandalias, en señal de humildad, acudió al encuentro de las reliquias, que llegaban desde Siria y Constantinopla, y con ellas en sus manos, las depositó en la capilla de San Nicolás de su palacio, mientras se construía el relicario.

San Luis, Rey de Francia, era un dechado de virtudes. Al cumplir los doce años, quedó huérfano de padre e inmediatamente la heredad lo coronó rey de los franceses bajo la regencia de Doña Blanca de Castilla, su madre, que no se le despegó ni un solo momento, para inculcarle sus deberes e infundirle los ideales para que llevara una vida digna, pura e inmaculada. 

San Luis rey, llevaba comida al hambriento, agua al sediento y remedio al enfermo. Castigaba su cuerpo con duros cilicios y dedicaba gran parte de su tiempo a la oración y a la súplica. Con su fe, se alistó en una de aquellas cruzadas, donde se comportaba como un héroe, luchando contra los enemigos de los lugares santos. Cuando cuidaba enfermos, apestados y moribundos, muere el rey, víctima del contagio, un 25 de agosto, pero del año de 1270, apenas con cincuenta y seis años de edad.

Amigos, “el que por su gusto muere, la muerte le sabe a gloria” y la abuela decía que hasta para morirse hay que tener gracia. Si tienen un amigo fraterno, como yo lo tengo y que se llame Luis Rey, no dejen de felicitarlo. Felicidades Luis Rey Yedra, Dios te cubra siempre con su manto.

¡Ánimo ingao...!

Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz

Ahora con el Medeles, San Luis Blues, selección del DJ. 



















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