El Ferrocarril Jalapa-Teocelo: breve historia de una época

Por Soledad García Morales

El 5 de junio de 1945 dejó de funcionar el ferrocarril de vapor que desde finales del pasado siglo xix conectaba a Jalapa, capital del Estado, con Teocelo, teniendo como paso obligado en su recorrido las poblaciones de Coatepec y Jico. Con el levantamiento de la vía férrea se cerraba un ciclo en la historia de las comunicaciones ferroviarias regionales. El acontecimiento era resultado de la crítica situación financiera del ferrocarril, que hacía insostenible continuar prestando ese servicio; así mismo, el avance modernista dejaba atrás el uso de la máquina de vapor para introducir el motor de combustión interna que movía los novedosos camiones de pasajeros, los cuales desde 1938 comenzaron a transitar por la recién inaugurada carretera Jalapa-Coatepec. 

Patio de maniobras del ferrocarril Jalapa-Teocelo: en primer plano operarios, mecánicos y autovías. Ca. 1930. Fotog. Humberto Frutis


La inversión extranjera: detonante del progreso. 

El nacimiento del Ferrocarril Jalapa-Teocelo formaba parte de la inversión extranjera que encontraba apoyo en la política proteccionista emprendida por los regímenes liberales, entre ellos el de Porfirio Díaz. El gobierno favoreció la introducción de los capitales extranjeros, entre los que se encontraban y destacaban los ingleses y norteamericanos, a quienes ayudó mediante concesiones para el establecimiento de vías férreas; subvenciones a las compañías por cada kilómetro de vía que construyeran y exenciones de impuestos por importación de capitales y maquinaria; así como, en algunas ocasiones, les donó la propiedad de terrenos para el paso de líneas o construcción de oficinas.

 Para los capitalistas del norte de Estados Unidos, resultaba atractivo establecerse en puntos estratégicos de la República Mexicana donde obtuvieran a menor precio los metales extraídos de las minas, las materias primas y los productos que requería su país para continuar su proceso de industrialización y comercialización. Por lo tanto, en el campo de las vías férreas varias fueron las compañías interesadas en invertir en el país, apoyadas en la política gubernamental que favorecía las inversiones y la inmigración extranjera.

Una de las tantas empresas norteamericanas interesadas en este tipo de negocios fue la “Jalapa Railroad and Power Company”, sociedad que se constituyó en el estado de Nueva Jersey, en los Estados Unidos de Norteamérica, el 7 de julio de 1897 y cuyos accionistas estaban representados por el empresario Louis T. Haggin, residente en Nueva York, y el contador Elliot M. West, avecindado en una ciudad de ese mismo estado. El objetivo principal de dicha compañía fue exclusivamente “construir, conservar y explotar ferrocarriles en países extranjeros”, con sus correspondientes redes telegráficas y telefónicas, por el término de noventa y nueve años. Además de:

“construir, mantener y explotar plantas de alumbrado eléctrico y de fuerza motriz ubicadas en países extranjeros; para tomar, adquirir, comprar, retener, arrendar, alquilar, vender, hipotecar, mejorar, cultivar, desarrollar, y de otro modo especular y disponer de todos y cada uno de los bienes inmuebles y muebles, de toda descripción, que sean inherentes o aprovechables en conexión con los negocios antes dichos o con cualquiera de ellos […]”


El texto forma parte del segundo número de la revista del Círculo la cual puede leer de manera íntegra en https://bit.ly/2Wli8bG