Un siglo de la Hija Predilecta
En los albores
de la década de 1920, María Enriqueta Camarillo y Roa gozaba de amplio
reconocimiento como una de las autoras más leídas de la lengua castellana. Su pródiga
trayectoria había encontrado el clímax en Europa donde, sobreponiéndose a los
avatares de la Primera Guerra Mundial, cosechó sus mayores triunfos editoriales.
Las noticias sobre su éxito originaron gran expectación en Coatepec, pues el
pequeño pueblo cafetalero se proyectaba internacionalmente como cuna de un
preclaro talento. Ante ello, amistades de la escritora percibieron adecuado materializar
una demostración de afecto, misma que respaldada por el ayuntamiento, resultó
en la denominación de María Enriqueta Camarillo y Roa como Hija Predilecta
de Coatepec. A cien años de aquel acontecimiento, vale la pena re-conocer el
primer homenaje que la intelectual recibió en México tras la Revolución, el
cual unió a los coatepecanos apostados a ambas orillas del Atlántico.
Éxitos editoriales al otro lado del mar
María Enriqueta y Carlos Pereyra emprendiendo su primera comisión en el extranjero, 1911. |
De meses atrás, la pareja había apostado por recurrir a la prensa madrileña para obtener el sustento. Entre el nutrido grupo de intelectuales hispanoamericanos que se hallaban refugiados allí, el venezolano Rufino Blanco Fombona fue quien les brindó un valioso apoyo al emplearlos en su empresa, la Editorial América. María Enriqueta, entonces, se dedicó a la traducción de varios textos, y la estabilidad provista por su labor, le facilitó retomar su producción creativa. Camarillo apostaba por introducirse al mercado literario europeo para aumentar sus ingresos, por lo que probó suerte con géneros de gran popularidad en aquellas latitudes: el cuento y la novela.[3]
En 1918, la Imprenta de Juan Pueyo publicó Mirlitón: el compañero de Juan, donde se cuentan las aventuras de un niño que deja el campo para mejorar su calidad de vida y, una vez conseguida la meta, regresa al hogar donde le espera su abuela. Ese mismo año, tras ganar el concurso literario que la revista Blanco y negro promovía, fue publicada La revelación de las ánforas. Ante los aciertos editoriales, Camarillo y Roa decidió materializar Jirón del Mundo, relato publicado por Editorial América en 1919, el cual estaba dirigido al público adulto y en donde la coatepecana proyectó muchos de sus propios sentimientos melodramáticos[4].
En 1920, gracias a Alfonso Reyes, Enriqueta fue designada como asistente de Xavier Icaza dentro de la Comisión Mexicana de Investigaciones y Estudios Históricos en Europa. Su empleo le permitió reunir textos que había publicado tanto en España como en México, cuyo volumen fue publicado al año siguiente, por la casa Biblioteca Nueva de Barcelona bajo la denominación Sorpresas de la vida.[5] No obstante, en 1922, Camarillo y Roa alcanzaría un triunfo rotundo con El Secreto, novela dirigida al público adulto que narra las constantes infracciones y el arrepentimiento adolescente. La novela fue el proyecto que más reconocimiento le atrajo a la coatepecana pero también el más arriesgado, por la novedosa inclusión de aspectos psicológicos en la trama. Con 50 años a cuestas, María Enriqueta fue ovacionada como la mejor novelista hispanoamericana y su obra se tradujo al francés, italiano y portugués.[6] En ese año de clímax editorial, también se materializó Rincones Románticos, el poemario mediante el cual refrendó su dominio sobre el género.
A decir de Jaime Torres Bodet: "María Enriqueta […] representa la poesía más humana, más trémula de emoción contenida y […] la poesía más buena […] En [su] condición de intimidad […] está […] el secreto de su fuerza, del poder sugestivo que nos sobrecoge […]"[7]
Coatepec de Sánchez
Altamirano
Dr. Rafael Sánchez Altamirano. Fondo Soledad García Morales. Edición Jorge Vela, 2023 |
Hacia el final
de su mandato, el doctor Rafael se enfrentaría la rebelión Delahuertista,
movimiento que inició su fase armada en el puerto de Veracruz y tomó Xalapa a
finales de 1923. Con la llegada de los rebeldes al poder, las autoridades
coatepecanas fueron desplazadas de su cargo.
Sin embargo, la administración de Sánchez Altamirano sería recordada por
su honradez, su diligencia y el apoyo a la cultura que materializó entre sus logros,
la distinción de Camarillo como Hija Predilecta de Coatepec.
Colocación de la placa el día 3 de julio de 1923. Fondo Soledad García Morales. |
La distinción
A ambos lados
del Atlántico se difundió la noticia sobre los galardones que Camarillo y Roa recibió
especialmente por la publicación de El Secreto. Naturalmente, en el
terruño, originó enormes expectativas pues la prensa internacional comunicaba que
Coatepec era cuna de un prodigioso talento. Con la intención de sumarse a las
deferencias, amistades de la escritora determinaron adecuado que también fuera
condecorada en territorio nacional y, en ese sentido, llevaron sus gestiones al
ayuntamiento de Coatepec con el objeto de investirlas de oficialidad. La comuna
presidida por Rafael Sánchez Altamirano recibió con agrado la petición y, en sesión
de cabildo el 24 de mayo de 1923, distinguió a María Enriqueta Camarillo y Roa con
el título de Hija Predilecta de Coatepec. Para complementar el nombramiento,
se decidió colocar una placa en la casa de la familia Gálvez Contreras donde, medio
siglo antes, había nacido la escritora.
El domingo 3 de junio de ese año, se llevó a cabo un acto solemne para manifestar la distinción y develar la placa en el antiguo domicilio de la familia Camarillo y Roa. A las 10 horas, autoridades municipales, maestros, alumnos y público en general, se dieron cita frente a la casa marcada por el número 13 de la calle Pedro Jiménez del Campillo, y que entonces era ocupada por la tienda de ultramarinos El Támesis. En dicho sitio, la banda del 25° batallón interpretó las ejecuciones musicales, mientras que el secretario del ayuntamiento Justino J. Palacios, leyó el acta que concedió el título de Hija Predilecta. La placa descubierta testificó en letras doradas: "Casa en que nació la poetisa / María Enriqueta Camarillo / de Pereyra".
Programa del homenaje a María Enriqueta. Fondo Soledad García Morales. |
La alegría de Enriqueta, a quien se le había hecho partícipe el vítor popular a través de epístolas, se vio ensombrecida por los problemas políticos y por la muerte de su hermano Leopoldo, acaecido en noviembre de 1923. Enriqueta recurriría a las letras para sobreponerse a la pérdida de su compañero de aventuras, publicando un par de años después El misterio de su muerte, fascículo compuesto por diversas novelas cortas de tinte nostálgico.
¡Ay! los destinos
infieles
nos dan hoy nuevos papeles:
ahora, en el campo yermo
-que así lo ve mi tristeza-,
soy yo quien da fortaleza
y apoyo a mi hermano enfermo...
¡Vedle abatido y callado!...
...El doctor le ha desahuciado…[11]
La
cultura nacional en deuda
A pesar de ser
una de las grandes exponentes de las letras hispanoamericanas de finales del
siglo XIX y principios del siglo XX, la figura de María Enriqueta Camarillo y Roa
aún permanece en las sombras. La cultura nacional le debe un sitio preeminente por
su vida dedicada a la literatura, por su calidad de mujer profesional en un
mundo de hombres y, por si eso no fuera poco, por sembrar en millones de niños
el invaluable amor a los libros.
En cambio, la
sociedad coatepecana ha sabido encontrar en ella un ejemplo de vida, gracias a la distinción emprendida por la administración 1922-1923, presidida por Rafael
Sánchez Altamirano. Camarillo y Roa probó que se puede triunfar sin
olvidar las raíces y, por ello, se transfiguró en un
modelo para sus contemporáneas, mostrándoles que la mujer también puede
dedicarse exitosamente a las actividades intelectuales. A un siglo de su
designación, no deben desfallecer los esfuerzos por aproximarnos a sus textos
pues, conocer la obra de María Enriqueta, también es conocer Coatepec.
Placa colocada en la casa de la familia Gálvez Contreras, sobre la rúa Pedro Jiménez del Campillo. Fotóg. Jorge Vela, 2022. |
[1] Germán Ceballos Gutierrez
y Héctor Miguel Sánchez Rodríguez, “Edición y cronología” en Rincones Románticos. Una antología general,
México, FCE-FLM-UNAM, 2017, pp. 35
[2] Ester Hernández Palacios
Mirón, “Selección y Estudio Preliminar”, en Rincones
Románticos. Una antología general, México,
FCE-FLM-UNAM, 2017, p. 35-42
[3] Valentín Yakolev Baldin, María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra:
su vida y su obra, México, Editorial Josefina, 1956, tomo uno, p. 66 y ss.
[4] Evangelina Soltero
Sánchez, María Enriqueta Camarillo: la obra Narrativa de una mexicana en Madrid,
Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2002, pp.
[5] Ester Hernández Palacios
Mirón, “Selección y Estudio Preliminar”, en Rincones
Románticos. Una antología general, México,
FCE-FLM-UNAM, 2017, pp. 43-45.
[6] Soledad García Morales, María
Enriqueta Camarillo: hija predilecta de Coatepec, Coatepec, Círculo Cultural
Regional Coatepecano, 2016, 38 min.
[7] Jaime Torres Bodet,
“María Enriqueta” en Revista de Revistas. El Semanario Nacional, año XV, núm.
734, junio de 1924, p. 31.
[8] Rafael Sánchez Altamirano, Memorias autobiográficas, Coatepec, 1950, pp. 383-384.
[9] Rafael Sánchez Altamirano, op. cit., 1950, pp. 383-384.
[10] H. Ayuntamiento de Coatepec, Programa de
actividades, 1° de junio de 1923.
[11] María Enriqueta, "Devoción fraternal" en Álbum
sentimental, Madrid, Espasa-Calpe, 1926, pp. 153-155.