San Nicolás Pizarro




Por Jorge Vela

San Nicolás Pizarro es una de las muchas haciendas que se instalaron en el valle de Perote a finales del siglo XVIII, las cuales fungía como escala en la ruta que comunicaba Puebla con Xalapa. Estas unidades se dedicaron a la molienda del trigo y a la explotación de los bosques que, en antaño, cubrieron los cerros próximos a sus emplazamientos. No obstante, serían los derivados del agave (mecates, costales y pulque), los principales productos de su comercialización. La introducción del ferrocarril en la época porfiriana impulsó la economía de estas haciendas, cuyos dividendos permitieron la construcción de edificios de magnitudes considerables. [1]

 


El casco consta de instalaciones fabriles, un templo y un edificio administrativo-habitacional, el cual poseía la única fuente de abastecimiento de agua dulce del complejo. Casi todos sus espacios de la casa principal se desarrollaron entorno a la galería que rodea el pozo pues, las duras condiciones ambientales, determinaron la poca interacción con el exterior. Salvo por unos pocos vanos como el portón, estaba prácticamente cerrada. El torreón es otro de los elementos destacados del edificio, debido a que eleva aproximadamente 20 metros a partir del suelo. Para encumbrar en el mirador metálico era necesario subir una prolongada escalera helicoidal, así como una rampa que partía desde la galería.


 Los detalles talaverescos presentes en la casona y el templo, distinguen a la exhacienda respecto a otros conjuntos de la zona. Los mosaicos se colocaron a manera de cenefas, estrellas y cruces, para decorar muros y cúpulas. Otros elaborados con la representación de flores, vírgenes, santos también fueron colocados. La capilla, así como otras mejoras que presenta el conjunto, fueron construidas a finales del siglo XIX por Manuel Cajica, según lo remite una placa localizada en el sitio.

 La revolución, marcó el fin de un tiempo donde los latifundistas tenían pleno dominio sobre los pobladores y, hacia la década de 1930, diversas haciendas fueron afectadas con el propósito de crear el ejido Juan Sarabia. Una es especial, la hacienda propiedad de la familia Taboada, proporcionó el área cerril donde se encuentra el cerro Pizarro. Desde entonces, los entornos próximos se han sujetado a diversos cambios como el arribo de instalaciones porcícolas o el trazo de la carretera 140 que ha segmentando el macizo xerófilo de Tepeyahualco.








Detalle de pila





[1] Bernal Lascuráin, Jean-Yves Marchal & Luc Cambrézy, Crónica de un territorio fraccionado: de la hacienda al ejido, México, ORSTOM-CEMCA-Larousse, 1992.