José Damián Ortiz de Castro



 Por Soledad García Morales

 La figura del arquitecto Damián Ortiz de Castro está ligada a una importante etapa en la construcción de la majestuosa Catedral Metropolitana. Este personaje nació en Coatepec, Ver., el 28 de septiembre de 1750 y fue bautizado en la Parroquia de San Jerónimo por el teniente de cura Miguel Braulio, siendo sus padres José Ortiz y Albina María Vázquez, originarios de Jalapa y residentes en Coatepec.[1] Los Ortiz llegaron a la Nueva España a finales del siglo XVI y fueron de las primeras familias de españoles que se establecieron en la región de Jalapa y Coatepec, mientras otra rama familiar fijó su residencia en la ciudad de Puebla de los Ángeles, donde ocuparon un lugar importante como miembros del ayuntamiento y de la Iglesia.

Contando los Ortíz Vázquez con posibilidades económicas enviaron a su hijo José Damián a proseguir sus estudios a la capital de la Nueva España, donde ingresó como alumno en la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos, institución que en 1783 lo distinguió con un premio por el trabajo realizado en la denominada Sala de Principios. Tres años después, ya como Maestro Mayor de la Nobilísima Ciudad y de la Santa Iglesia Catedral de México, fue nombrado Académico de la institución que lo había formado, pues se le reconocían la dedicación para los estudios y la aplicación en las obras arquitectónicas.[2]


Fe de bautizo de Jose Damían, firmada por Miguel Braulio, teniente de cura de la parroquia de San Jerónimo, Coatepec. 


En 1786 estando suspendidas las obras de construcción de la catedral metropolitana, las autoridades decidieron continuar su edificación y organizaron un concurso. Entre los arquitectos que se presentaron a dicho certamen estuvo José Damián Ortiz de Castro, quien presentó un ensayo que por sus innovadoras propuestas arquitectónicas resultó aprobado por el director de la Real Academia de San Carlos, Jerónimo Antonio Gil y por el arquitecto principal de esa Academia, Antonio Velázquez, además de recibir los elogios de las autoridades españolas, pues la propuesta concordaba perfectamente con la construcción ya edificada. De esa forma Ortiz de Castro se convirtió en el:

Autor de los originales remates de las torres en forma de campana, del segundo cuerpo de aquellas, de las ménsulas invertidas que articulan los contrafuertes delanteros con el resto de la fachada, del frontón curvilíneo que corona la puerta central, y de los remates de las puertas del frontispicio.[3]

De esta forma, un arquitecto coatepecano, muy probablemente familiar de José Ortíz de Castro el agrimensor que intervino en la traza urbana de Coatepec, se convirtió en uno de los grandes artífices de la catedral metropolitana, que no pudo ver concluida la obra por haberle sorprendido la muerte el 6 de mayo de 1793. Sin embargo, su obra está presente en la suntuosa catedral metropolitana.



Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. INAH, 1960.




[1] Archivo Parroquial de Coatepec, Libro de partidas de bautizos, 1746-1760

[2] Silvano García Guiot, “El Arquitecto Don José Damián Ortiz de Castro”, en Divulgación Histórica, México, 1942, vol. III, núm. 3, p. 130

[3] Ibid p. 133