Cantona

Por Jorge Vela



    Cantona fue una de las primeras urbes mesoamericanas, cuyo apogeo se calcula en el 200 ac. Sus pobladores explotaban la obsidiana, recurso mineral del cual se fabricaban objetos domésticos, bélicos y suntuarios. Dicha materia prima era de tal importancia que, la élite y la ciudad, adquieron poder al monopolizar la producción de la única veta existente en la sierra del Cofre de Perote, localizada en Oyameles. La posición de la ciudad y su monopolio, además, le permitió solventar a través del comercio el déficit alimentario. Los campos eran insuficientes para abastecer a la multitudinaria población y los mantenimientos debían importarse de otras latitudes, como la exuberante región coatepecana. Durante siglos, Cantona controló las rutas comerciales que, desde el Golfo de México, se conectaban al altiplano. Por eso, es posible encontrar obsidiana de Oyameles, en sitios tan alejados como Tikal.

Panorámica de Cantona. Fotóg. Jorge Vela, 2022.


   Los habitantes de Cantona erigieron uno de los mayores centros de poder del México antiguo, a pesar de las inclementes condiciones naturales. El clima es semidesértico, la vegetación se limita a matorrales xerófilos, el suelo corresponde a flujos de lava solidificados y las aguas son escasas. Fueron estos factores los que determinaron el característico sistema constructivo. Los edificios están elaborados con piedras extraídas de los entornos próximos y, la gran mayoría de ellos, no se unieron con argamasa, con el propósito de dedicar el líquido a las necesidades básicas de la población. Otro detalle relevante de la urbe es una extensa red de caminos. Las calzadas, a veces elevadas y otras deprimidas, conectan los diferentes sectores dentro y fuera de la ciudad. Estos caminos estaban flanqueados por muros, fosos y terrazas, pues la ciudad tenía un carácter eminentemente defensivo. En Cantona se han localizado temazcales, graneros, tumbas y más de una veintena de juegos de pelota, los cuales cumplían funciones rituales y, en algunos casos, lúdicos.






Juego de Pelota. Fotóg. Jorge Vela, 2022
Acceso a la acrópolis. Fotóg. Jorge Vela, 2022
















   








 Después del año 900 dc, Cantona experimentó un acelerado periodo de desocupación. Sus habitantes abandonaron la ciudad, dispersándose en pequeños grupos que no han permitido establecer un seguimiento. Y si bien, algunos nuevos ocupantes se instalaron en la ciudad probablemente chichimecas-, Cantona y la cuenca fue desertificada en el siglo XI, y así permanecerá durante toda la época prehispánica.


Plaza Poniente. Fotóg. Jorge Vela, 2022


Pirámide de El mirador. Fotóg. Jorge Vela, 2022



Plaza central. Fotóg. Jorge Vela, 2022



Para leer más:

Arqueología Mexicana. Edición espacial núm. 73. Cantona, Puebla. Una gran ciudad prehispánica

Stephen Castillo Bernall, "La antigua ciudad de Cantona. ¿Ciudad-Estado con redes corporativas excluyentes?"